martes, 8 de marzo de 2011
con petisme en sevilla
Ángel Petisme en las Balas Perdidas de las Noches del Cangrejo
Jueves 10 de marzo
Presentarán su nuevo Libro/disco Uberto Stabile y Alejandro Luque.
El Perro Andaluz, C/ Bustos Tavera, 11. 22:00 h.
Ángel Petisme reúne en un libro disco vigoroso y emocionante, con una edición exquisita, sus dos facetas artísticas como cantante y como escritor. Under wood songs contiene 15 canciones inéditas de 1987 a 1989 y 5 poemas, grabadas por Petisme y Los Sin Techo (donde tocaba la guitarra Javier Vargas de la actual Vargas Blues Band) en los años previos a la salida del primer disco en solitario de Petisme.Para el disco Petisme y su actual banda los Hijos del Cierzo han regrabado en estudio cuatro canciones de esa época (Recuerdo de los ochenta, Calle del Pez, Bajo el volcán y La moral es muy alta).
Se han cumplido 20 años de la edición del libro de poemas El océano de las Escrituras (Ediciones Libertarias, 1989) que se encontraba descatalogado. Por eso, además del disco, y al girar el volumen, aparecerá una nueva portada que da paso a esta edición de El océano de las Escrituras revisada y corregida por el autor y donde se añaden quince poemas inéditos bajo el título De vuelta al mar. La Underwood es una vieja máquina de escribir del siglo XIX que utilizaron escritores y periodistas como Faulkner, Hemingway o Mark Twain. En 1983, cuando Petisme se trasladó a Madrid, se hizo con una en el Rastro y allí escribió estas canciones y poemas. Under wood songs tiene además un significado alegórico ya que puede traducirse como las canciones que hay bajo el bosque o bajo la madera; así son estas piezas musicales que llevaban dormidas más de 20 años en cassetes, cintas analógicas y estantes de madera.
El libro ha sido diseñado por Doscuartos Comunicación y cuenta con fotografías de Tono Embid, Ángel Carrera, Vicente LLuna, Ángel de Castro y José Luis Prieto.
Piloto de derrota
Cuando lavé tus palabras
pude soñar de nuevo.
Hablé de mis sueños y
escribí hacia delante.
Cuando soñé el futuro
vomité mis palabras
inútiles.
Supe entonces que nunca
volvería a embarcar en un deseo.
Ya no era preciso vivir
sin luces ni ruta ni latitud,
despierto en las cuerdas de la memoria,
lleno de amor y enfermedad,
insomne,
sobre mi vieja Underwood.