lunes, 3 de noviembre de 2008
vambora
adriana calcanhotto
vambora
entre por essa porta agora
e diga que me adora
vocè tem meia hora
pra mudar a minha vida
vem vambora
que o que vocè demora
é o que o tempo leva
ainda tem o seu perfume pela casa
ainda tem vocè na sala
porque meu coraçao dispara
quando tem o seu cheiro
dentro de um livro
"dentro da noite veloz"
"na cinza das horas"
domingo, 2 de noviembre de 2008
la leche y el agua
"la leche y el agua" es el título de uno de los diez cortometrajes que nos envío will desde el instituto mexicano de cinematografía y que hemos proyectado como actividades previas al salón del libro iberoamericano de huelva.
es un corto rodado en 2006 en 35 mmm de 12 minutos de duración, con guión y dirección de celso garcía. se trata de una sencilla y enternecedora historia entre una mujer y su única compañera en la vida; una vaca. las protagonistas son la propia vaca y una extraordinaria actriz mexciana llamada tara parra.
el corto es un verdedro poema, sencillo y mágico, que parece sacado de algún relato de juan rulfo, y que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la amistad y el cariño en la vida.
sábado, 1 de noviembre de 2008
el insomnio de los mirlos
"El insomnio de los mirlos"
A Uberto Stabile
¿Qué hora es en España, Uberto?
Acá son las tres de la mañana
y los pájaros tienen insomnio.
Yo los acompaño en su desvelo
pues es difícil conciliar el sueño
con el tiempo golpeando mis mejillas.
En casa todos duermen,
yo sólo descifro el trinar de los mirlos.
¿Qué hora es en España, Uberto?
Tú que siempre te adelantas para ver morir el día.
Te imagino caminando hacia las horas lívidas,
en las que se cree está la llaga de la vida
y sus innombrables rastros;
en las que uno sabe que perdió un trozo de cuerpo
mientras se dirigía a casa,
y que alguien lo encontró tirado
y lo acopló inmediatamente al suyo.
Porque eso somos, Uberto,
trozos encontrados
fragmentos de pieles abandonadas
Somos bestias solitarias que acumulan lunares ajenos.
No importa qué hora es en España, Uberto.
Acá penetra el alba
olor a hierba húmeda.
Una vez más amanezco como amanecen
los poetas en Punta Umbría, en Quito o en Bohemia
Con la piel más dura, con las ojeras más pesadas
y entonando el himno de los mirlos cansados.
Carla Badillo C.
will rodríguez
will rodríguez
hace un par de años en uno de mis viajes a méxico conocí a este yucateco que por aquellas fechas vivía en el df y trabajaba en conaculta (hoy lo hace en el instituto de cinematografía de méxico). el año pasado repetimos encuentro y compartimos parte del viaje a ciudad obregón, sonora y mérida, yucatán. en ese viaje tuve la oportunidad de escuchar los relatos de su recién editado "pulpo en su tinta y otras formas de morir". quede maravillado y le propuse publicar parte de esos relatos en españa, en mi humilde colección aullido libros. aceptó y ayer llegó a huelva para presentarlos durante la presente edición del salón del libro iberoamericano de huelva.
como quiera que la casualidad es la casualidad y que su libro gira una y otra vez alrededor de la muerte, y hoy es día de difuntos; cuelgo aquí uno de los microrelatos que se incluyen en su nuevo libro que edité bajo el nombre de "feliz bernandesii, panthera onca".
"Narciso y la muerta"
Le amaneció velando el cuerpo que siempre deseó y que nunca fue suyo. Era la única mujer que se le fue viva, algo imperdonable para un seductor de primera. Luego de pensarlo un rato, decidió meterse al ataúd.
te debo una dante
con dante medina bajo la imagen de frida en la cantina "los de abajo" de guadalajara, jalisco en 2006
otro de los textos que me llegó fue el que envió dante medina, si sefá era una lejana amiga perdida en principio de los tiempos, dante es una personalidad que a nadie deja indiferente y que llegó a mi vida -a diferencia de sefa- apenas hace un par de años.
este es su texto....
"Uberto, el pesado"
Que la amistad con Uberto siempre es literaria, pero que al mismo tiempo es extraliteraria, lo supe desde el día de nuestra primera borrachera juntos. Y supe que una de las cosas que le gustaría, mucho, en la vida, sería tener una casa grande, para que cupiera su corazón, y recibir en ella a sus amigos.
En el año 2006 (o sea que soy un recién llegado a la amistad de Uberto), después de algunos correos y una llamada telefónica, desembusé (iba yo en autobús) en Punta Umbría, donde tenía cita con un desconocido, y casi sentí miedo cuando, precisamente un desconocido se dirigió hacia mí para abrazarme como si me asaltara y quisiera dejarme fuera de combate a golpes de cariño intempestivo que remató con una cerveza. Era Uberto, el caradura de la siempresonrisa que se permite simultáneamente ser poeta y llamarse en español sin ache.
¿Cómo me reconoció? Traía en las manos un as arremangado: una foto mía, en un libro mío, publicado dos años antes, ¡que yo no conocía! La edición de Culito y Lugubrio, un cuento que había ganado un premio en el que Uberto había sido jurado, y que se publicó sin que yo lo supiera: Uberto me regaló su ejemplar, y luego iríamos juntos a Isla Cristina a rescatar, de la comisaría policíaca, algunos ejemplares para que yo pudiera presentarlo en México, sin que sepa yo hasta hoy qué delito de pecado nefando pudo haber cometido Culito en esos años de ausencia, o por qué perversiones macabras cayó Lugubrio en manos de la ley, o si eran inocentes ese par de personajes míos, y su delito consistió en ser unos sudacas sans papiers, ilegales como la edición misma. No lo sé, ni lo sabré, ni lo quiero saber, porque lo único que sí me interesa es mirar los hilos que mueve el marionetista de la cultura, Uberto, que tramoyísticamente liberan de las garras de los gendarmes un libro. ¿Cómo le hace? No hay respuesta. Los amigos de Uberto sabemos que él, tan transparente, vive bajo una bruma de misterios que son como cristales que encandilan.
Después, irremediablemente, Uberto, de amigo pasó a ser mi editor, porque soy heterosexual. Me sigue sorprendiendo cómo le hace Uberto para que sus amigos terminen siendo sus editados, y sus amigas terminen siendo sus amantes; ignoro si hay una tercera opción, o una opción doble, la de amig@s, que sean a la vez sus amantes y sus editados. A mí, humildemente, me hizo una preciosa edición de Dibujos al carbón de la flor y la abeja para Amy. Sólo de eso doy fe y testimonio.
Lo he visto mucho, desde entonces: en México, en España. En diversas ciudades, ferias del libro y encuentros de editores y escritores. He disfrutado el privilegio de tenerlo en mi mesa, en Guadalajara, compartiendo no el pan y la sal, sino las tortillas, el tequila, y el chile ("esa planta de la familia de las Solanáceas, cuyos niveles de capsicum determinan lo picante del chile", aclaración del chile, el otro chile mexicano). Y cada vez me quedo con una duda en la boca y un deseo, ambas dos cosas juntas, una tras otra, que saco ahora; una es: ¿de qué se ríe Uberto: o no conoce el mundo o lo conoce demasiado bien, el muy ladino? La otra, y ya con ésta me despido (como dicen los "corridos" mexicanos), es que quisiera regresarle el terrible abrazo que me dio al principio de este texto en Punta Umbría, porque es muy pesado de llevar tanto cariño, así que Uberto, te lo regreso desde México, hoy 15 de octubre, camarada, hermano.
Dante Medina
los años prodigiosos
uno de los textos que más me sorprendió de los que se leyeron en valencia, por lo inesperado y entrañable del mismo lo firmaba sefa.
hace casi treinta años que no sabía nada de ella, treinta años se dice pronto.... no puedo más que quitarme el sombrero y dedicarle la mejor de mis sonrisas, ella ha sabido como nadie rescatar ese lugar en el que todavía somos visibles.... gracias sefa
ahí va el texto......
"Uberto Stàbile. Un homenaje a la diferencia"
En el año 1979 yo solía escribir relatos en las servilletas de los bares. Se trataba de relatos muy cortos, porque las servilletas eran normalmente muy pequeñas, y mi letra bastante grande. La mayoría de esas servilletas garabateadas terminaba embadurnada de mayonesa, arrugada, hecha una bola blanca al lado del resto no comido del bocadillo. Pero unas pocas merecieron el honor de ser guardadas en el bolso, y quizás después, si tenían esa suerte, transcritas a un folio blanco.
Y guardando y compartiendo esos folios fui invitada casi por azar a una reunión del colectivo “Bananas”, un grupo de jóvenes que tenían esa misma manía de escribir.
Yo acudí ilusionada a la primera reunión... pensaba que si todos escribían, lo harían en servilletas, y que contarían cosas semejantes a las que a mí me obsesionaban.
La reunión era en casa de Uberto. Desde el primer momento me quedó claro que si allí, alguien era el líder, lo era él.
Uberto Stabile era un propulsor. Sabía, contaba, asociaba, inventaba a un ritmo tal que todos parecíamos a su lado una banda de catetos.
Uberto me animaba e irritaba a un tiempo.
Supongo que yo, entonces, no podía ni sabía entenderlo: las imágenes que lo alimentaban las había encontrado él en libros que yo aún no había leído.
Las prisas de vivir de Keruac lo devoraban, mientras que yo andaba por entonces fascinada por otra K, la de Kafka.
Yo no sé si él conocía o no a mi amado Kafka, o simplemente le parecía un viejo aburrido y sin interés.
Y al ver a Uberto correr de esa manera me preguntaba: ¿Adónde va?
Yo prefería sentarme en las fuentes barrocas de los Jardines de Monforte para ver correr durante horas el agua sobre el mármol.
Uberto era profundamente generacional, mientras que yo coqueteaba con verdades y eternidades. En mi armario ropero aún estaba colgado un carboncillo del rostro de Rilke con el texto de su epitafio:
¡Oh, rosa! contradicción pura
placer de no ser
sueño de nadie
debajo de tantos párpados
Uberto escribía urdiendo complicidades entre el rock, el blues y el pop. Ni un solo verso era comprensible para alguien que no conociera la cinematografía estadounidense. Cubitos de hielo y automóviles se enseñoreaban por sus estrofas.
Mientras tanto yo estaba inventando el realismo mágico sin saber que ya estaba inventado.
Resumiendo: ambos estábamos buscándonos, cada uno a su manera y ritmo. Y si él era profundamente norteamericano, yo era una alemana impenitente.
Lo reconozco... él y yo nunca fuimos amigos. Éramos demasiado distintos, éramos unos extraños. Pero sin embargo nos respetamos, quizás admirado secretamente, y hasta colaborado en un libro colectivo: “Con los pies a remojo”.
Y, siguiendo con las confidencias... diré que años después sí que pude entender a aquel Uberto que conocí.
A pesar de tantos años no he olvidado algunos rasgos de su locura. Porque aunque tuviéramos que soportar estoicamente en aquella fría nave los mamporrazos que daba a su nueva batería, que él se empeñaba en llamar solo de percusión; lo queríamos, porque Uberto era Uberto, y era mucho Uberto.
Sefa Bernet
hace casi treinta años que no sabía nada de ella, treinta años se dice pronto.... no puedo más que quitarme el sombrero y dedicarle la mejor de mis sonrisas, ella ha sabido como nadie rescatar ese lugar en el que todavía somos visibles.... gracias sefa
ahí va el texto......
"Uberto Stàbile. Un homenaje a la diferencia"
En el año 1979 yo solía escribir relatos en las servilletas de los bares. Se trataba de relatos muy cortos, porque las servilletas eran normalmente muy pequeñas, y mi letra bastante grande. La mayoría de esas servilletas garabateadas terminaba embadurnada de mayonesa, arrugada, hecha una bola blanca al lado del resto no comido del bocadillo. Pero unas pocas merecieron el honor de ser guardadas en el bolso, y quizás después, si tenían esa suerte, transcritas a un folio blanco.
Y guardando y compartiendo esos folios fui invitada casi por azar a una reunión del colectivo “Bananas”, un grupo de jóvenes que tenían esa misma manía de escribir.
Yo acudí ilusionada a la primera reunión... pensaba que si todos escribían, lo harían en servilletas, y que contarían cosas semejantes a las que a mí me obsesionaban.
La reunión era en casa de Uberto. Desde el primer momento me quedó claro que si allí, alguien era el líder, lo era él.
Uberto Stabile era un propulsor. Sabía, contaba, asociaba, inventaba a un ritmo tal que todos parecíamos a su lado una banda de catetos.
Uberto me animaba e irritaba a un tiempo.
Supongo que yo, entonces, no podía ni sabía entenderlo: las imágenes que lo alimentaban las había encontrado él en libros que yo aún no había leído.
Las prisas de vivir de Keruac lo devoraban, mientras que yo andaba por entonces fascinada por otra K, la de Kafka.
Yo no sé si él conocía o no a mi amado Kafka, o simplemente le parecía un viejo aburrido y sin interés.
Y al ver a Uberto correr de esa manera me preguntaba: ¿Adónde va?
Yo prefería sentarme en las fuentes barrocas de los Jardines de Monforte para ver correr durante horas el agua sobre el mármol.
Uberto era profundamente generacional, mientras que yo coqueteaba con verdades y eternidades. En mi armario ropero aún estaba colgado un carboncillo del rostro de Rilke con el texto de su epitafio:
¡Oh, rosa! contradicción pura
placer de no ser
sueño de nadie
debajo de tantos párpados
Uberto escribía urdiendo complicidades entre el rock, el blues y el pop. Ni un solo verso era comprensible para alguien que no conociera la cinematografía estadounidense. Cubitos de hielo y automóviles se enseñoreaban por sus estrofas.
Mientras tanto yo estaba inventando el realismo mágico sin saber que ya estaba inventado.
Resumiendo: ambos estábamos buscándonos, cada uno a su manera y ritmo. Y si él era profundamente norteamericano, yo era una alemana impenitente.
Lo reconozco... él y yo nunca fuimos amigos. Éramos demasiado distintos, éramos unos extraños. Pero sin embargo nos respetamos, quizás admirado secretamente, y hasta colaborado en un libro colectivo: “Con los pies a remojo”.
Y, siguiendo con las confidencias... diré que años después sí que pude entender a aquel Uberto que conocí.
A pesar de tantos años no he olvidado algunos rasgos de su locura. Porque aunque tuviéramos que soportar estoicamente en aquella fría nave los mamporrazos que daba a su nueva batería, que él se empeñaba en llamar solo de percusión; lo queríamos, porque Uberto era Uberto, y era mucho Uberto.
Sefa Bernet
naúfrago en el dorado
los sueños son peligrosos pero más peligroso es vivir sin ellos
lucía, jesús y víktor sometiéndome a un homenaje en tercer grado
alicia. el alma dulce, mágica e impredecible de el dorado durante la presentación del acto
se lo debía, se lo debía desde hace semanas pero no quería subir nada hasta que no tuviera el tiempo que se merecen y me han regalado.
me tendieron una emboscada, justo cuando la noche comenzaba a ceñirse sobre mi ciudad, sobre valencia, mi amada valencia.... emboscados tras los poemas y las fotografías de años que brillan con luz propia, tras libros y sonrisas que ayudan a crecer y también ¿porque no? a creer, con la más absoluta impunidad, alevosía y premeditación y al calor del amor en un bar, supieron disparar con precisión certera y sin compasión alguna sobre este delincuente de los sentidos que nada sospechaba de sus intenciones.
no tenía escapatoría, si lo hubiera sabido no habría llegado nunca, así que me aposté lo mejor que supe tras las puertas de la memoria, cargué ligero mi mejor sonrisa y sin pensarmelo mucho y emulando el último fotograma de dos hombres y un destino me encaje frente a sus recuerdos en mitad de la puerta.
alicia, víktor y lucía y tras ellos y con ellos quique falcón, miguel morata, antonio martínez y antoñita, laura giordani y familia,jesús, angus, román, pep y tantos otros que andaban por allí y como ellos aquellos otros que disparaban desde sus textos y poemas... mis queridos alfons cervera, antonio orihuela, sefa, david gonzález, antonio méndez rubio, agustín calvo galán, antonio gómez, carla badillo, dante medina, eddi, ángel petisme, inma luna, joan casellas, diego ortiz, yolanda pérez herreras, almudena vidorreta, nacho escuín, carmen camacho, ana pérez cañamares, garikoitz alfaro, el kebran, manuel moya, pilar bosch, neus caballer, xavi aliaga, josé luis falcó, el sujeto omitido y otros que seguro y sin saberlo también disparaban a quemarropa, todos todos todos acertaron justo cuando la imagen se congelaba ya irremediablemente para el recuerdo.
qué puedo decir si no tuve oportunidad de defenderme???..... gracias!!!!!!!!! le dais vida a muchos momentos que siguen ahí, en el camino, momentos que no han dejado de tener sentido ni dejarán de tenerlo mientras compartamos esa pasión por la vida, por desafiar lo establecido, por levantar sonrisas frente al mal tiempo. y luchar para cambiar el estado de las cosas....
finalmente alicia, víktor, lou, mpf la vida tenía que juntarnos, la bandera corsaria y el galeón pirata ondean y surcan mi pequeño caribe, no podría haber soñado mejor compañía para seguir navegando.
esto no es el final de nada muy por el contrario el princípio de nuevas empresas cuyo éxito o fracaso será una simple anécdota en la bitácora de nuestros corazones obstinados
besos
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