lunes, 29 de junio de 2009
el rostro impenetrable
se terminó de rodar días antes de que yo naciera,en el verano del '59, y aunque en su momento fue un western sin mucha repercusión, recibió en el '61 la concha de oro del festival de san sebastián. es una de mis películas favoritas, la empezó stanley kubrick y la terminó marlon brando, el protagonista de la cinta, que firmó así su única película como director. entre los varios guionista que figuran en su proceso se encuentra otro de mis directores favoritos, sam peckinpah.
la ví cuando apenas tenía 10 años, el mismo y prodigioso año en que el hombre pisó la luna y todo quedó grabado en el horizonte sentimental de mi pequeño universo. a johnny río le traicionó su mejor amigo, dad (karl malden), tras asaltar un banco, y entonces me enamoré como johnny de pina pellicer, y cabalgué por el desierto de sonora y las playas del mar de cortés, que resultó ser más tarde la península de monterrey, y el resto se rodó en big sur, ese rincón de california que tantas veces aparece en la novelas de jack kerouac.
basada en la novela "la verdadera muerte de hendry jones" de charles neider, es una rara avis del género, no sólo por su largo metraje y el carácter psicológico, también por ser de los escasos western en los que aparece el mar y la playa, algo que cautivó - gracias a la banda sonora de hugo friedhofer- mi alma romántica y propicia para la aventura.
hace unos años tuve la oportunidad de visitar sonora y comprobé que todavía la evocación de aquellas imágenes son capaces de despertar mi pasión por ese desierto que se precipita intangible sobre un mar repleto de sueños, un desierto que guarda caricias y despierta entre cascabeles.
hoy mis forajidos son poetas y los ando buscando por todos los rincones de la frontera, a uno y otro lado de río grande, son los versos mojados que estos días me roban el sueño y de cuya lectura y aprendizaje saldrá el próximo año una hermosa antología de poetas en la frontera y tal vez mi primer docuemntal, para conmemorar el espíritu de los insurgentes y revolucionarios mexicanos.
hoy el diario el país regalaba a sus lectores esos 140 minutos de polvo y estrellas que durante décadas han alimentado un espacio que poco a poco se fue poblando de pequeñas grandes certezas, una oportunidad que me he regalado para mantener firme la decisión de preservar lo sueños pase lo que pase.
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