sábado, 5 de abril de 2008

el aliento de allen ginsberg


















Hoy 5 de abril se cumplen once años de la muerte de Allen Ginsberg y sin embargo cada día lo encuentro más contemporáneo, más vivo y más intuitivo. Sé que sólo son reflejos de mi pasión por su afortunada y precisa forma de provocar, pero pocos como él supieron meter el dedo en la llaga (él diría en el culo) a esta sociedad que miente y se miente. Tres años y medio antes del fallecimiento tuve la oportunidad de conocelo en Madrid, ya tenía diagnosticado el principio del fin, fue en ese célebre recital que nos regaló a todos en el Circulo de Bellas Artes de Madrid. Recuerdo que andaban por allí un buen puñado de amigos: Jose Parreño y Nacho Fernández organizadores del evento y Pilar González España y Mario Merlino que leían los poemas de Ginsberg en castellano. Y allí estaba él, sencillo y carismático, con esa energía que le caracteriza contagiándonos a todos y oficiando de gurú ante un público que seguía siendo joven, porque Ginsberg siempre nos hace jóvenes pase el tiempo que pase.

Tomamos unas copas en el mismo Círculo donde aproveché para que me firmara una primera edición que conservo de "Kaddish" editada por la City Lights Books, para mi uno de sus mejores libros. Todavía conservo aquella divertida dedicatoria. Su español era tan escueto como mi inglés. Me pidió que le llevara el armonium con el que se acompañaba leyendo los poemas. Nos despedimos en la recepción del hotel donde se hospedaba.Nunca lo volví a ver.

Corría el 14 de diciembre de 1993, le dije que mi intención era editar una revista de poesía que llevara por nombre el título de su poema más universal "Aullido", era mi pequeño tributo al hombre que marcó mis primeros pasos en la poesía, cuando siendo todavía un adolescente intenté viajar a Boulder, Colorado y matricularme en la Jack Kerouac School of Disembodied Poetics en la que él mismo impartía clases. Ginsberg se sonrió y me dijo que estaba encantado.

En marzo de 1994, apenas cuatro meses después vió la luz el primer número de la revista "Aullido", revista que todavía hoy sigo editando. En aquellos días yo estaba en el paro, y nada para mi tenía más sentido y me parecía más provocativo que atreverme a editar una revista de poesía sin un duro en el bolsillo, todavía hoy sigo pensando lo mismo.

Cuelgo esto para recordar la memoria de este hombre comprometido e incómodo que nos enseñó que no estamos solos si pensamos con un mismo corazón. Larga vida Allen.



Con Allen Ginsberg (Madrid 1993)