de niño me encantaba ver las películas en color, me hacían soñar e imaginar el futuro así, en color, porque la realidad de aquella españa, donde nada cambiaba, fue durante mucho tiempo en blanco y negro, como el nodo, como los días de lluvia, las sotanas o el uniforme de la policía ... , y sin embargo ahora, con medio siglo largo y una sonrisa a cuestas, me gusta más el cine en blanco y negro, porque el color de esta otra españa es tan ficticio como su publicidad, sus políticos y los sueños que nunca tuvieron y nos quisieron vender ya caducados.
dicen que todo es según el color del cristal con que se mira, pero a estas alturas de la vida quizá sea preferible recordar que lo mejor de las películas no es el color con que se ven, sino el sabor que dejan cuando las recuerdas.
soy hipermétrope, me tengo que distanciar un poco de las cosas para ver mejor, es un defecto con ciertas ventajas, a veces incluso para medir el peligro o decir adiós.
lo mires por donde lo mires, la vida sigue siendo un pequeño caleidoscopio donde cada mañana podemos ser diferentes, tras el color de los cristales con que nos miran.