lunes, 27 de junio de 2011

para amar siempre hay que morir miles de veces lejos siempre de las palabras y las oficinas






















Para amar siempre hay que morir miles de veces lejos siempre de las palabras y las oficinas

Para amar siempre hay que morir miles de veces lejos siempre de las palabras y las oficinas
Para amar siempre
Hay que morir miles de veces lejos
Lejos de las palabras y las oficinas
Y caminar abrazados a un sueño
Desnudos y perezosos

Y sin nombre
Y muy desnudos caminar
Confundidos en la tarde furiosa
De esos veranos que tienen los pies cansados
Y ninguna pregunta que hacer

Los pájaros, las caricias y las estrellas
Se despiertan cuando vivimos desnudos
Dentro
Muy dentro de los ojos del mar

Y hoy somos
Somos los dos
Un poco más libres
Igual que son los hijos
Que no tienen nombres ni sombras
Cuando se atreven a soñar

Es el verano el que nos dibuja
Sin los miedos cansados del futuro

Cansadas las ropas nos miran y nos gritan
Cansadas las manos nunca saciadas de acariciar las almas
Niños son nuestros deseos
Y niños somos cuando amamos

Sin prisas somos los hijos cansados de la noche
Sin ruidos nos abrazamos mientras andamos por las calles viejas

Y las ciudades desconocen el color de nuestros sueños
Y los gritos no pueden romper nuestro deseo de amor

Y no puedo escribir tu nombre con mis ojos
Ni puedo cansarme al mirar tu ropa en el suelo
Al lado de mi cuerpo
Al lado de las noches que hemos robado al mar

Antonio Marín Segovia