jueves, 18 de agosto de 2011

empapachados













Tú que dictas y redactas proclamas
tú que santificas la vida
y justificas la muerte
porque la amas,
me haces sentir la rabia que dulce
tiernamente abre mis ojos y descubre
el calor del amor que prohíbes.

Inmaculado de hambre
gozas y recitas la palabra de Dios en vano
pues Dios es mudo en tus labios.
Tu odio a los diferentes
tu cruzada contra la pasión
no es sino miedo a la Vida,
a la sencilla desnudez de un cuerpo limpio
como limpio es el deseo que ignoras
y a nos conmueve.

No es castigo de Dios la Enfermedad
es mayor castigo tu hipócrita bondad
tu maldición eterna,
tu marginación.
Tenemos la vida
dices tu la eternidad
hay quien tan sólo posee el hambre
la esperanza hecha carne
y por la carne nos conviertes
en herejes y perseguidos.
Es tu lengua
la que ensucia nuestros cuerpos,
tu sed de guerra santa,
tu pecado original.

Nosotros tenemos la vida
contra tus condenas.
No es vergonzoso equivocarse
vergonzoso es olvidar esta posibilidad.
Nosotros tenemos las diferencias
y tu eres gris
como las viejas piedras
de tus vacíos templos.
La vida continúa aquí,
despierta y alimenta
también el sexo
la alegría de los cuerpos,
pero donde tu reinas
reina el miedo y el castigo
la fe que sólo mueve montañas.

1996