domingo, 31 de octubre de 2010

desalmados



















conocí a alfredo espinosa en chihuahua, su ciudad de adopción, alfredo es medico, poeta, novelista y analista político, nació en la localidad chihuahuense de delicias, volvimos a coincidir en ciudad juárez, ambos participábamos en el encuentro "literatura en el bravo" y me faltó tiempo para incluirlo en el libro "tan lejos de dios", y hacerle aparecer en el documental del mismo nombre. desde hace tiempo sigo y leo con atención sus crónicas en "el diario lealtad de chihuahua".

no he podido resistirme a reproducir la última de sus columnas, "desalmados", en unos momentos tan difíciles y necesarios de voces que ayuden a levantar el ánimo, la razón y la dignidad contra ese pozo sin fondo de la violencia en el que parece haber caído la frontera que tanto amo y que de alguna manera expreso y me contiene.

no les dejemos solos











"desalmados"
alfredo espinosa

Domingo, 31 de Octubre de 2010

La desigualdad es la madre de todas las guerras. Si no se reparten los bienes que se poseen o se producen, quienes los tienen a manos llenas y los atesoran o se apoderan de todo lo que la mayoría necesita, quienes no tienen nada, empezarán a repartir los males y las desgracias a la que los ha sometido la pobreza, el desempleo, la desesperanza. Ellos democratizarán el infierno en que los han mantenido desde que nacieron. Este es el tiempo de los desalmados. El gobierno de Calderón y los políticos que en su turno hicieron del país una red de agujeros, y el narcotráfico que puso las armas en manos de las bestias sociales más resentidas, y los secuaces de ambos, han logrado convertir a México, a Chihuahua, en una pesadilla, en un escenario de sangre y desgracia, en la peor de las patrias posibles. Los sicarios son reclutados del desempleo y de la desesperanza, del resentimiento social y la carencia del futuro, y ellos quieren, a la brava, respeto a través de imponer el terror disparando las ráfagas de un cuerno de chivo en su insurgencia criminal, y cambiar las míseras condiciones de sus vidas con el alucine de las drogas, arrebatando algunos bienes =dinero, vehículos= en donde vean la oportunidad, y disfrutando la adrenalina de la muerte y la tortura. He tenido oportunidad de mirar los ojos de algunos sicarios. Ojos duros como piedras opacas, alertas. Turbios remolinos. No sé cómo se fue gestando esto, o de qué los fuimos alimentando. Hemos parido una generación sin futuro. Los chavos de hoy en día, en un porcentaje elevado, carecen de proyectos personales de largo alcance, no porque ellos lo hayan decidido sino porque sus opciones se han restringido de manera brutal. Carecieron de familia porque los padres persiguieron como locos su proyecto laboral para poder sobrevivir. Fueron educados por el play station, y en esos juegos mataban a cien individuos por minuto, detonaban bombas en los puentes e incendiaban autos. Abandonaron los juegos en grupo porque las calles se volvieron peligrosas y los parques estaban ocupados por adictos y malandros. Comieron papas fritas y otros productos chatarras y han ido engordando las estadísticas de los obsesos. Y se instalaron en el principio del placer. Mientras tanto, los gobiernos han realizado promesas que no han cumplido: reactivar el campo, elevar el nivel de la educación, proveer de lo necesario para una buena sobrevivencia a los ciudadanos, crecimiento constante. Nada de esto ha sucedido y bueno, los pobres son resultado de políticas públicas extremadamente deficientes. Los políticos desalmados han sumido en la pobreza a ochenta millones de mexicanos. Los desalmados políticos han desmantelado la educación pública y la procuración de justicia. Han decidido que el salario mínimo sea de cincuenta pesos. Su logro más reciente: México es uno de los países más corruptos del mundo. Desalmados. Los narcotraficantes encontraron un producto de alta demanda para esa desesperanza. Y la empezaron a vender con gran éxito. La desesperanza se cura con drogas: mitiga el dolor y da placer; es el único modo que poseen para cambiar su realidad. Los gobiernos se han vuelto enemigos de los ciudadanos. Se mantienen en el poder haciendo que voten un quince por ciento de la población a quienes mantienen vivos gracias a programas (Solidaridad, Oportunidades, Procampo, etc,) a través de los cuales reparten despensas –en lugar de restituir los derechos constitucionales de cualquier mexicano) para que, llegada la hora, voten a su favor. “Ese Estado no construye ciudadanos, sino perpetúa clientelas” –opina Denisse Dresder. “Millones de mexicanos educados para vivir con la mano extendida, parados en la cola, esperando la próxima dádiva del próximo político”. El dinero fue infiltrándose derribando los obstáculos. La ley era uno de esos muros y los políticos convidaron del negocio a todos los que la manejaban: jueces, y los que la vigilaban: policías, militares, etc, y a los empresarios cómplices y desalmados. Los comportamientos gubernamentales son cada vez más cínicos; sus discursos más alejados de la verdad. Sus interlocutores son los políticos de otros partidos. Hacen que hacen, pero muy poco satisfacen demandas ciudadanas. Siguen prevaleciendo la impunidad y la corrupción. Ellos, y los grupos de empresarios que los apoyan, amasan fortunas que todavía les llaman inexplicables. El empleo y la educación, las actividades que más dignifican a las personas están en bancarrota. Los ricos hablan de valores (responsabilidad, puntualidad, honestidad, obediencia, etc.) intentando que la gente los comparta para convertirlos en trabajadores con mayor disposición a ser explotados y que les hagan obtener una mayor plusvalía. Nunca hablan de los valores fundamentales: Justicia, libertad, tolerancia, equidad, amor. Jamás atienden las circunstancias desfavorables en las que vive el ochenta por ciento de los mexicanos. El desempleo, la ausencia de opciones educativas, la desintegración y disfuncionalidad familiar, viviendo en hacinamiento, empobrecidos hasta la misericordia, limitados a un territorio adverso, son los elementos que enriquecen estos caldos de cultivo que propician las interminables generaciones de narcotrabajadores. Los políticos están atrapados en una red de intereses que les impide moverse. Y suele suceder que las presiones políticas o los intereses financieros son más poderosos que las responsabilidades ciudadanas les han otorgado. Y estas redes nos han atrapado como una viuda negra a las moscas. El narcotraficante, así como muchos políticos que trafican con el poder, se mueven en los terrenos de lo ilícito. Sin embargo, a los narcos los asesinan, mientras que a los políticos, dueños y manipuladores de las leyes, los exoneran de sus corrupciones e ineficiencias. La impunidad es la madre de todas las fortunas desaforadas, descaradamente explicables. Ambos, políticos corruptos y narcotraficantes, son delincuentes organizados. Y ambos, desalmados. Ambos, siguen la misma ruta: la ruta del dinero. Y hay mucho dinero. Y el dinero ha sido siempre la mejor llave para abrir las puertas del poder que todo lo puede, el poder político. En 1910 Pancho Villa le reclamaba a Madero sus reuniones y acuerdos con “los perfumados” en la Aduana de Ciudad Juárez, pero Madero le respondía que las cosas tenían que realizarse en el consenso y la armonía. Pero estaban en el vértigo de la Revolución y había que aprovechar el triunfo de la Revolución para empezar a repartir las tierras que los latifundistas, con quienes estaba reunido, habían arrebatado al pobrerío a través de las leyes terracistas. Villa, bronco y claridoso, le refutaba: “¿Pos para qué sirve el poder, don Pancho Madero? Pos pa´poder, ¿no?, ni modo que pa´no poder”. Ahora esta frase está siendo retomada por el gobierno chihuahuense actual que, evidentemente, dialogando con los nuevos perfumados, aunque tenga mucho poder, no va a poder detener la violencia. No ahora que tanto narcos como políticos luchan por el territorio, por tener mayor fuerza, por apoderarse de espacios de gran influencia, de tener más bienes públicos que repartirse. Los gobiernos han posibilitado que los bienes de la nación queden en pocas manos. La inequidad siempre será inequidad. El sistema político está podrido y nos hacen vivir a todos en la era del fango, en la que llegamos a la máxima decadencia de nuestros valores: el desprecio por la vida humana. Se prohíbe la mariguana pero no se atiza la matanza de mexicanos. Es imprescindible desarticular esta runfla de bandidos, de políticos y de narcotraficantes. Es el principio para recuperar el poder ciudadano. Opiniones libres Y para recuperar el poder ciudadano es necesario incidir en el discurso social. Cuento con varios amigos que han comentado en mi Facebook este trágico escenario de guerra y han esbozado algunas ideas para modificarlo. El fotógrafo y luchador social David Lauer dice: “Tenemos que construir la paz en nuestros corazones, en nuestras casas, y luego también en nuestras sociedades. Los cambios verdaderos van desde adentro hacia afuera, estoy convencido. Estamos viendo las consecuencias de una acumulación centenaria de olvidos, indiferencias, agandalles, hipocresías, corruptelas y explotaciones de todo tipo. Parece imposible atacar el problema de manera estructural, pero podemos cambiar las estructuras un ladrillo a la vez. Es el único poder real que tiene cada uno de nosotros”. La reflexiva y contundente Ana Ames: “Celebrando el Centenario de la Revolución estamos viviendo como en los mismos tiempos de don Porfis. Volvimos a los caciques locales, a las pocas familias ricas con mucho, a la acumulación de tierra y de bienes de los nuevos terratenientes y ricos. Coincido en que se tiene que dar una mejor redistribución del ingreso”. El poeta visual César Espinosa: Creo que estás tocando uno de los motivos, quizá el principal, de la narcoguerra que asola a México y a Chihuahua, y es la tremenda desigualdad prevaleciente que deja sin futuro al país entero y que repercute principalmente sobre los grupos menos protegidos…” La abogada Olivia Rascón: “Fundamental el tema, en el momento crítico que vive nuestro estado, como pretendemos combatir el nivel de inseguridad que ronda en cada esquina, sino tenemos oferta alguna, para quienes por necesidad económica, no tuvieron más opción para sobrevivir, que delinquir”. El periodista Juan Manuel Martínez desde Juárez: Hola Alfredo, que te puedo decir que no sepas. Las cosas por acá están cada vez más cabronas y la respuesta de nuestras flamantes autoridades es retórica pura. La masacre de Horizontes del Sur es otro botón de sangre a la ya de por si existe en todo el estado. A unos días de los Fieles Difuntos los panteones de Juárez van estar más visitados que nunca. El luto es un tatuaje que se lleva a flor de piel, la muerte ha encontrado su refugio predilecto en este lugar donde ya no hay tierra para sepultar tanto cuerpo. En la ciudad las balas se escuchan en medio de la noche, después hay un espacio de silencio, de pronto los gritos, el llanto de dolor de alguien que sufre la pérdida de un ser querido, luego, nada ni siquiera la esperanza...saludos desde Necrópolis. ¿Qué opina usted? Comentarios: HYPERLINK "mailto:aespinosadr@hotmail.com"aespinosadr@hotmail.com HYPERLINK "http://www.alfredoespinosa.com.mx/"www.alfredoespinosa.com.mx